Balance entre autocuidado e impacto social: ¿un camino personal, un reto, un arte, una utopía?

El equilibrio entre el compromiso social y el autocuidado es un reto constante. Hemos experimentado en carne propia las subidas y bajadas de este recorrido. La emoción de los retos que se imponen en el horizonte, el cansancio de las jornadas interminables, y los malabares en la mitad.


Luego de vivir el burnout (más de una vez), hemos aprendido que es clave aprender a auto-observarse, entender las dinámicas personales y, sobre todo, a poner en práctica formas de cuidado que nos permitan rescatar la alegría y construir una rutina acorde con nuestras necesidades mentales y físicas. Sabemos que suena más fácil decirlo que hacerlo.

Es claro además que todos los trabajos tienen momentos de estrés, pero tener estrategias que mantengan ese estrés a niveles manejables es clave para evitar llegar al agotamiento extremo. Algunas señales que nos indican que es momento de deterneros y priorizar el autocuidado incluyen:

Señales físicas, como el aumento de síntomas corporales de incomodidad: espasmos musculares que no se van, dolores de cabeza, gastritis, etc.

Señales emocionales, que se expresan en dificultades para procesar emociones básicas, como la crítica constructiva; o complejas, como procesar noticias de actualidad.

Señales mentales, donde notamos una falta de claridad para realizar tareas racionales: tomar decisiones, priorizar tareas, comunicarnos oportunamente.

Así como cuidamos una planta que comienza a marchitarse, nuestro sistema necesita esa misma atención cuando emite señales de agotamiento. Empezar por algo pequeño es mejor que no hacer nada.


Estrategias para cuidar de nosotras mismas


A lo largo del tiempo, hemos implementado varias estrategias para cuidar de nosotras mismas sin renunciar al impacto social que queremos tener. Algunas de las más efectivas han sido:


Hablar del tema: Tener conversaciones abiertas sobre el estrés del día a día y sobre la complejidad del burnout con colegas, superiores y amigas es complicado, pero vital. Poner estos temas sobre la mesa no solo ayuda a volver el tema parte de nuestras agendas personales y organizacionales, sino que también abre la puerta a recibir apoyo en momentos críticos.


Buscar ayuda profesional: Terapia psicológica, mentorías de carrera, y apoyo sistémico han sido esenciales para no solo tratar los síntomas, sino también trabajar en las causas profundas de los desbalances.


Establecer límites: Aunque es como instalar un nuevo sistema operativo, aprender a establecer límites ha sido fundamental. Algo tan simple como almorzar sin pantallas durante 15 minutos  o decir “no puedo llevar a cabo esta tarea adicional” puede marcar una gran diferencia en la forma en que gestionamos nuestro día.


Darnos menos importancia: El sentido de urgencia cuando trabajamos por crear un mundo mejor puede ser abrumador, pero aprender que el impacto no debe lograrse a costa de nuestro bienestar nos ha liberado de muchas expectativas autoimpuestas.


Reconocer el componente sistémico: Muchas veces nos culpamos por los episodios de burnout, pero con el tiempo comprendimos que también existen factores sistémicos que perpetúan estas dinámicas de agotamiento. No todo depende de nosotras.


El poder de la comunidad


Las conexiones personales y profesionales han jugado un papel clave en nuestro proceso. A menudo, estas experiencias de agotamiento se viven en soledad, y creemos que es crucial romper con ese secretismo. El apoyo de nuestra red nos ha dado el espacio para compartir, reflexionar y aprender nuevas estrategias. Y eso es parte de la misión de Futura.

Si estás leyendo esto y piensas “muy lindo en el papel, pero imposible en la práctica”, queremos que sepas que también pensábamos así. Dejamos nuestro autocuidado en segundo plano, hasta que el llamado de atención prendió todas las alarmas y tuvimos que dedicar esa misma energía que ponemos en proyectos externos a su propio bienestar.

Al final de cuentas, no podemos liderar cambios sociales si no nos cuidamos a nosotras mismas primero. Mientras más dediquemos a nuestro autocuidado, más energía y alegría tendremos para seguir creando el futuro que imaginamos.